10 de Enero de 2024

A escala humana. Turismo cooperativo

Las experiencias de Pipinas y Tapalqué, dos comunidades que cuentan con alojamientos y otras propuestas de gestión social.

Localizadas en forma dispersa en gran parte del país, distintas organizaciones motorizan una forma de hacer turismo que conjuga autogestión, identidad, arraigo, participación comunitaria y una actividad económica más equitativa. Así como el turismo masivo tiene una mirada occidental, basada en el modelo español que pone la mirada en las necesidades que hay que cubrir –alojamiento, gastronomía o entretenimiento– el turismo cooperativo proyecta con lo que tiene, y no con lo que falta. Una concepción que apuesta al protagonismo en la planificación.
Así lo reflejan dos localidades de la provincia de Buenos Aires: Pipinas y Tapalqué.

Hotel recuperado
La cooperativa Pipinas Viva tiene sus orígenes después de la crisis de 2001, cuando se cerraban las fábricas del pueblo y nacían las «recuperadas». En ese entonces, el hotel que hoy gestionan había quedado abandonado hacía diez años. «Nacimos con el sueño de recuperar el hotel y hacer un proyecto de turismo vinculado al parque costero del Sur, que es una reserva de biosfera situada a 20 kilómetros de Pipinas», cuenta la síndica de la cooperativa, Claudia Díaz, y agrega que el deseo también era «garantizarnos trabajo». «Somos un pueblo que siempre resolvió todo a través del cooperativismo», confiesa la oriunda de esa localidad que hoy tiene 1.100 habitantes y que supo albergar 3.500 personas.
Pipinas Viva Hotel –que recibió la matrícula en 2004– se encuentra emplazado en la localidad de Pipinas, partido de Punta Indio, en la provincia de Buenos Aires, y forma parte de un proyecto colectivo que comenzó en 2006 para «profundizar nuestro propio desarrollo de turismo a escala humana, que venía transcurriendo en América Latina de la mano de pueblos originarios». Así nacieron diversos programas y políticas públicas para evitar lo que Díaz describe como «programas enlatados o de turismo masivo», que les quita identidad y genera desarraigo. En 2008, lograron implementar en la provincia de Buenos Aires el programa Pueblos Turísticos, que nace mirando a Pipinas, y que reúne a 35 localidades que trabajan con turismo de base comunitaria. Mirando al pueblo es que fueron planificando, «con lo que tenemos y con los saberes locales». Para Pipinas Viva el turismo cooperativo es la actividad económica equitativa que genera participación y permite sumarse a quienes cocinan, cosen, alquilan caballos o bicicletas, en una propuesta integradora donde nadie queda afuera. 
La oferta turística para este verano incluye una agenda cultural que va a transcurrir en el hotel, la articulación con la pileta que está a cargo de la municipalidad y propuestas de paseos por el Museo a Cielo Abierto con 18 murales en todo el pueblo, inaugurados en el 2013 en el centenario de la localidad, que se suman al circuito turístico e histórico que se extiende hasta el parque costero del Sur.
«A partir de esta experiencia pudimos construir una red con las universidades de Ezeiza y Quilmes y estamos a cargo de una cátedra de Turismo Comunitario», señala Claudia Díaz.

Naturaleza y arraigo
Tres jóvenes, un quincho y unos cuantos kayaks fueron suficientes para dar impulso a una idea precooperativa a fines de 2021, con la intención de brindar actividades de turismo en la naturaleza en la localidad de Tapalqué, ubicada en el centro de la provincia de Buenos Aires. Así trabajaron la primera temporada estival mientras los integrantes cursaban la diplomatura de Turismo y Desarrollo Territorial en la universidad de Quilmes. 

En marzo de 2022 llegó la matrícula, pero el verano había pasado y la actividad, tan relacionada con la estacionalidad, ya no tenía mucha demanda. Aconsejados por los profesores, los jóvenes hicieron un mapeo sobre dónde podía tener injerencia la cooperativa e identificaron el Hotel Municipal, que si bien estaba funcionando, lo hacía sin una lógica hotelera. «Como cooperativa empezamos a armar un modelo de gestión para posteriormente presentarlo al municipio», cuenta Gustavo Aguilera, uno de los asociados. El proyecto incluía distintos ejes: hacer funcionar el hotel como cooperativo y que fuera a su vez un hotel-escuela que recibiera estudiantes de la localidad y de distintas universidades, y transformarlo en un espacio de práctica profesional. 
La municipalidad abrió una licitación pública y sin competidores, fueron los únicos que presentaron el pliego. El Concejo Deliberante lo aprobó en noviembre de 2022. 
«Comenzamos a funcionar como hotel cooperativo. Al momento de la apertura, éramos diez personas trabajando», repasa Gustavo. Superaron la primera prueba de fuego con una buena temporada. A mediados de 2023 abrió en Tapalqué el complejo termal municipal, que se suma a la oferta turística del verano 2024, «así que esperamos que esta temporada sea mucho mejor», se ilusiona Aguilera y cuenta que además, para que el hotel sea sustentable todo el año implementaron distintas estrategias, entre ellas estar atentos a los distintos eventos sociales de la zona que, junto con el impulso de las termas, «venimos trabajando casi sin disponibilidad todos los fines de semana», sostiene. La entidad está integrada por jóvenes de entre 18 y 35 años, todos oriundos de Tapalqué, que gracias al proyecto tienen la posibilidad de tener trabajo en su lugar de origen y así fomentar el arraigo.
Hoy el Hotel Tapalqué Cooperativo brinda servicio de desayuno, TV por cable, wifi, aire acondicionado, calefacción central, baño privado en las habitaciones, cochera cubierta y personal de recepción las 24 horas. 
«Estamos por incorporar alquiler de bicicletas; el quincho donde estaban guardados los kayaks se incendió y pudimos recuperar dos, que esperamos sumar en el verano», agrega Aguilera y pronostica que pese a la situación económica, «para nosotros esta temporada va a ser histórica». Los espacios verdes de Tapalqué, el balneario, la naturaleza, la costanera y las termas brindan una propuesta completa que convoca a turistas locales y de las ciudades aledañas. 

Otras experiencias
El Catálogo del Turismo cooperativo, mutual y de base comunitaria creado en conjunto por el Ministerio de Turismo y Deportes de Argentina y el Centro de Iniciativas de la Economía Social refleja que esta forma de hacer turismo, que tiene sello propio, no es novedosa, sino que responde a un movimiento que a lo largo del tiempo fue protagonista de grandes transformaciones en la vida de las personas con ejemplos concretos: desde comunidades campesinas e indígenas y pueblos turísticos a hoteles recuperados, guías de excursiones y transportistas. Entre las muchas experiencias el Catálogo reseña a la cooperativa Camping Levalle, situada en la localidad bonaerense de Carhué: «Emplazada en las orillas del famoso Lago Epecuén, abarca dos hectáreas de arboleda que sirve de marco para las caminatas y el contacto pleno con la naturaleza». El complejo tiene parcelas para carpas y casas rodantes, y cabañas y departamentos, campo de golf, pileta, quincho y acceso al lago. 

En la Ciudad de Buenos Aires, la Cooperativa Ajayu impulsa una propuesta turística de gestión colectiva que ofrece recorridos gastronómicos, culturales e históricos por las calles del barrio Padre Mugica, popularmente conocido como la Villa 31. Las propuestas «Recorré» (artística-cultural), «Saboreá» (gastronómica), «Celebrá» (festividades típicas) y «Conocé» (histórica) ofrecen miradas complementarias sobre cómo se vive en el barrio y quiénes lo construyen simbólica y materialmente.
En Villa Ocampo, Santa Fe, la cooperativa de trabajo el Amanecer del Vira Pita está compuesta por seis integrantes de tres familias y «surge a partir de que personas lugareñas de la isla se nuclean para generar fuentes de trabajo». Además del alojamiento ofrecen excursiones de pesca, paseos en lancha, largadero de lancha y camping.
En Misiones, la cooperativa de trabajo Guías del Iguazú está conformada por guías de turismo certificados por el Parque Nacional Iguazú y busca ofrecer vivencias exaltando los valores de la solidaridad y la conservación. «Además de las excursiones tradicionales, la cooperativa busca dar a conocer la ciudad de Iguazú y su entorno de una manera distinta, resaltando la biodiversidad e importancia de su selva paranaense y los rasgos de su multiplicidad cultural», describe el catálogo.
Finalmente, y entre muchas otras, en el fin del mundo está la cooperativa Ushuaia Rent, conformada por personas especializadas en el alquiler de autos, bicicletas de montaña, kayaks, camionetas, motorhomes y campers. Además de la flota de vehículos, brindan asesoramiento turístico integral e información sobre los principales lugares, recorrido y paisajes de la ciudad. 

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Fuente: Revista Acción