18 de Enero de 2024

Comida con arraigo en La Plata

Con una década de existencia, la cooperativa platense produce pizzas, empanadas y cervezas. «Cocinar con amor, con la menos autoexplotación posible», es su objetivo principal.

«Roots» significa raíces, esos órganos de las plantas que en la mayoría de los casos no se ven porque están debajo de la tierra, pero que cumplen varios roles fundamentales: anclaje, nutrición, asociación y comunicación con otros seres. El nombre no puede ser más adecuado para la cooperativa gastronómica nacida el 10 de octubre de 2013 en la ciudad de La Plata. Fueron cuatro los fundadores, quienes comenzaron con la producción de pizzas y empanadas. Mónica Monzón, una de las asociadas que se sumó apenas iniciado el proyecto, recuerda: «Arrancamos con una carta que era bastante abarcativa e inclusiva, con harina integral y las opciones vegetarianas y veganas, que para ese momento era innovador. En 2019, luego de un trayecto de compartir con otro colectivo, empezamos con la producción de cerveza artesanal».
Hoy ya son veinticinco los integrantes y tres los espacios de trabajo: el local de atención al público, ubicado en diagonal 73 y 10; un espacio administrativo/creativo y una fábrica. Lucas Miranda, quien forma parte de Roots desde 2021 y es uno de los encargados de la comunicación, explica con satisfacción: «Está buenísimo venir acá (la oficina) y poder editar, tener espacios para cada tarea. Antes, los chicos de administración laburaban en el local donde a la noche hacíamos despacho».

Los y las integrantes de Roots decidieron en 2014, luego de investigar bastante, que la figura legal de cooperativa era la que mejor representaba la labor que estaban realizando, sus principios y valores. Entendieron, además, que era la mejor manera de proteger sus derechos. «Nuestro retorno es el mismo. No importa dónde trabajes dentro de la coope: delivery, administrativo, la fábrica. Todes tenemos el mismo valor de hora de laburo y el mismo período de vacaciones. Esa igualdad entendemos que garantiza que tengamos la misma intención al momento de hacer nuestras tareas. La idea es tener un equipo integral», reflexiona Mónica, que se encarga de la administración y atención al público.

Otros valores irrenunciables de quienes integran la cooperativa son la defensa de la democracia, la perspectiva de género, el repudio a todo tipo de violencia, el respeto al medioambiente. «Quien se sume a la coope debe compartir esos valores. No es discriminación, simplemente elegimos qué queremos construir y con quién. No solo hacemos pizzas y empanadas, sino que también somos un punto en la ciudad de alternativa al capitalismo y a la forma de comunicación, que hoy en día está tan monopolizada», afirma.
Por su parte, Lucas señala: «Las pizzas son de calidad, porque tratamos de poner lo mejor, de darle importancia a eso, a las recetas, pero la gente también nos elige por el proyecto que somos».
La organización interna de Roots está dada por la existencia de varias comisiones: administración, comunicación, mantenimiento, huerta, salud, informática, convocatoria. Cada asociado trabajador realiza más de una tarea, como es el caso de Mónica y Lucas, pero también de Carla Moreno Mercado (comunicación, huerta y atención al público) y Ezequiel De Los Santos (logística, administración y atención al público).
Entre ellas, resaltan como una de las más importantes la de convocatoria, que es la que realiza el proceso de búsqueda e incorporación de nuevos asociados a la cooperativa. «Yo creo que el mayor aprendizaje es la construcción colectiva, y si pasa algo, saber para qué lado ir, tener un recorrido. Puede haber un montón de imprevistos, pero la lógica es la misma: desde les compas que atienden el teléfono, que saben cómo mostrar nuestro producto, hasta les que están en la fábrica», detalla Mónica.

Aprender, formarse, compartir el conocimiento con otros y aplicarlo en el día a día es otra de las recetas que aplican en Roots, además de las gastronómicas. Lo hacen a prueba y error con sus prácticas diarias, con cursos de autoformación y con la articulación con otros espacios cooperativos, como la filial platense del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, FECOOTRA, CONARCOOP, COOPERAR y el Estado. Sobre estos vínculos, destacan: «La gestión colectiva es diferente. Nos pasa lo mismo en lo individual: no es lo mismo estar solo, que tener un grupo de pertenencia. A lo que apunta es a enaltecer también a nuestra organización como movimiento cooperativista. Los trabajadores nos podemos organizar, decidir qué derechos queremos y en base a eso, tener una presencia ante el Estado para plantear necesidades»En cuanto a la presencia del Estado, destacan especialmente el cambio positivo que hubo en el IPAC (Instituto Provincial de Gestión Cooperativa) desde 2019, y el programa «Cooperativas en marcha», con múltiples herramientas para fortalecer al cooperativismo bonaerense.

Género y ambiente
Dos áreas en las que pueden verse tanto los valores de Roots como la formación en torno a ellas son la perspectiva de género y ambiente. «Tenemos protocolos de atención donde no asumimos el género de las personas, ni de nuestros compañeros. Y también protocolos ante situaciones de violencia, que por suerte no nos pasan», relata Carla. «Todes estamos aprendiendo todo el tiempo. Hay chistes que antes eran repiolas y ya no causan gracia. Si a alguien le genera risa, les explicamos desde la impronta del amor que no da. Si eso no cambia, bueno, ahí tomamos una decisión. Podemos ir a mil talleres, pero si después no lo ponés en práctica, no sirve», asegura Mónica.

Respecto al tema ambiente, cuentan que aprendieron junto a otra cooperativa a hacer la separación de residuos orgánicos del local y a compostar, mientras que también participan de cursos de formación y proyectos conjuntos con la cooperativa «Creando conciencia». Uno de esos proyectos es en torno a la cría de mosca soldado negro y su potencial, para lo cual incluso están terminando de construir una planta de formación e investigación en su fábrica, ubicada en Hernández.

Roots trabaja y articula con otras cooperativas. Por ejemplo, para poder ofrecer una alternativa de bebida sin alcohol, decidieron vender la limonada que produce la cooperativa Momo; también le compran la harina a SICSA, una cooperativa de Saladillo, y participan de Umawi, una cooperativa de servicios cerveceros.
«Siempre a la hora de encontrar un proveedor, intentamos que sea del palo. Los precios no son lo fundamental. Hay muchos espacios que no son cooperativas, pero que son autogestivos, que está piola trabajar con ellos e ir fortaleciendo esta red de economía social», explican.

A pesar de la incertidumbre y angustia por el cambio de gestión a nivel nacional, y todo lo que eso pueda significar para el pueblo trabajador, los integrantes de Roots no dejan de soñar. Un objetivo que esperan poder concretar en el corto plazo es comenzar a abrir el local al mediodía. «Nosotres sabemos que las crisis son oportunidades y lo que tiene Roots es que tiene una forma de adaptabilidad rápida. Ningune siente que no tiene herramientas para llevar adelante esta situación. Estamos juntes y estamos para bancar la que venga. Reinventarnos de mil maneras. Lo importante es lo colectivo, la salida es colectiva», concluyen, no sin algunas lágrimas en los ojos.

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Fuente: Revista Acción

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