16 de Enero de 2019

Arqueología autogestionada

Un grupo de jóvenes conformó una cooperativa.

Como una metáfora de la búsqueda que realizan los arqueólogos en las entrañas del pasado, para llegar hasta la oficina de la Cooperativa de Trabajo Arqueoterra hay que recorrer un laberinto de pasillos. La entidad, creada en 2015, funciona dentro del Centro de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CCTS) de la Universidad Maimónides. El proyecto surgió en el marco del programa de promoción de cooperativas culturales impulsado por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) junto con la Secretaría de Políticas Socioculturales, del entonces Ministerio de Cultura de la Nación.

“Nuestro objetivo central es incentivar a los diversos sectores de la sociedad a que se apropien de la historia de nuestra cultura. Por eso, realizamos actividades orientadas a la investigación, la trasmisión y la enseñanza”, comenta el arqueólogo Axel Rex Weissel, presidente de Arqueoterra. “Si bien la arqueología es una disciplina territorial y vinculada a lo material, también tiene que ver con el patrimonio abstracto, la memoria, lo que se recuerda, lo cotidiano. Tomando en cuenta esto, tratamos de hacer un abordaje científico e intelectual del mundo material, del mundo de las cosas y la relación que estas tienen con las personas”, explica el arqueólogo y secretario de la entidad, Esteban Ali Brouchoud.

“La arqueología no es neutra, la idea es pensarla y estudiarla no solo como algo del pasado sino también como una forma de mirar el presente”, agrega Rex Weissel. Para los integrantes de Arqueoterra, a diferencia de los equipos académicos con estructura jerárquicas, la gestión cooperativa les permite pensar colectivamente qué casos investigar, los contenidos a desarrollar y la forma de organizar esos contenidos.

Integrada por diez jóvenes arqueólogos, antropólogos e historiadores, Arqueoterra se propone como un espacio alternativo, independiente y autogestivo, comprometido con la defensa, preservación, difusión e investigación del patrimonio arqueológico. Según cuentan los cooperativistas, una de las experiencias más enriquecedora fue la que desarrollaron con alumnos de un colegio de Avellaneda. «Con ellos fuimos a la Isla Martín García y trabajamos un estudio de caso sobre la cárcel que funcionó allí. Se dio un buen intercambio y nos conectamos muy bien con los chicos», dice Brouchoud.

Actualmente Arqueoterra está estudiando la Penitenciaria Nacional enterrada debajo del Parque Las Heras en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Reserva Natural Municipal Santa Catalina, en Lomas de Zamora. El mayor desafío que enfrenta la entidad, para el desarrollo de sus investigaciones, es el financiamiento. “Además de buscar subsidios y hacer talleres, queremos vincularnos con empresas del sector privado que trabajen en obras de excavación y también obras de arquitectura en zonas histórica de la ciudad”, comentan los cooperativistas. Por otro lado, proyectan servicios como capacitación a obreros y jefes de obra, estudios de impacto y cursos de formación docente, de gestión patrimonial, antropología y arqueología, entre otros.

 

Por Silvia Porritelli. Ver nota completa en Acción

Relacionado con: